Wednesday, May 9, 2007

Introducción: La anómala división de la isla

Durante miles de años, la isla de Irlanda, a pesar de las lógicas diferencias entre Reinos independientes que hubo durante la época celta, había sido un todo cultural, político y lingüístico. Su identidad, ahora mismo, es una de las más antiguas de Europa. Y sin embargo, paradójicamente, la isla está separada. De los 32 condados que se extienden en la isla, 6 de ellos pertenecen actualmente al Reino Unido (Irlanda del norte), y los 26 condados restantes forman lo que se llama la República de Irlanda. Los 6 condados escindidos pertenecen a la región del Ulster.
Seguro que la palabra Ulster os sonará a los que no estais muy versados en este país, a terrorismo y a la banda terrorista IRA. Pero en realidad la región del Ulster no está toda entera dentro de Irlanda del Norte. 3 condados de los 9 en los que estaba dividida esta región, están dentro de la República de Irlanda. Esta división se gestó en el siglo XVII y tuvo lugar oficialmente en el año 1921. Y os preguntaréis, ¿Por qué se dividió algo supuestamente tan compacto y unido?


Los condados del Ulster pertenecientes actualmente a la República de Irlanda són: Donegal, Cavan y Monaghan. Los pertenecientes a Irlanda del Norte són: Antrim, Armagh, Down, Fermanagh, Londonderry y Tyrone.


Para eso nos tenemos que remontar al siglo XII, en una Irlanda sumida en una guerra de sucesión entre Chieftains (jefes tribales de origen celta) para ostentar el título de Rey Supremo de Irlanda. La dominación vikinga, gracias a Brian Boru, había sido rechazada definitivamente en el siglo XI, y ahora el problema era simplemente interno. El chieftain Diarmait Mac Murchada luchaba por ostentar ese poder, pero no tenía fuerzas suficientes para conseguirlo. Así pues, el muy necio creyó que lo mejor era llamar a los normandos (desde Gran Bretaña) para que estos le ayudaran a asentarse en el trono. Lo que hicieron estos fue, lógicamente, frotarse las manos y entrar sin impedimentos en la isla de Irlanda. Finalmente el Rey Enrique II fue el que conquistó Irlanda, y el iluso de Diarmait se quedó sin el trono. Y así fue como empezó la dominación británica en la isla esmeralda. Se crearon los condados, pues el Rey se encargó de extender su dominación efectiva por toda la isla a través de condes. Aún así, y resumiendolo un poco todo, esa dominación no fue lo satisfactoria que los normandos querían (solamente 70 años de dominación efectiva).


Reinos celtas en 1014, justo después del asesinato de Brian Ború, reunificador de Irlanda durante algo menos de una década. En rojo podemos observar los reductos en dónde todavía los vikingos resistían.


70 años después de la entrada de los normandos a la isla, Irlanda sigue siendo celta. Realmente nada había cambiado, solamente "The Pale", una fortaleza normanda en dónde se hallaba la ciudad ex-vikinga de Dublín, pertenecía a la corona británica. Este es un mapa del 1450, en pleno resurgir gaélico.


A partir de mediados del siglo XIII hasta mediados del siglo XVII (4 siglos!), la gran mayoría de los propios condes puestos por el Rey inglés se habían "pasado" a la cultura gaélica (celta), y los chieftains de origen celta volvían a regir en casi toda la isla. Durante mucho tiempo, tanto unos como otros estuvieron luchando con éxito y sin jamás cansarse contra el poder británico hasta la llegada del nefasto Cromwell en 1654, después de una brutal rebelión de los irlandeses en contra del poder inglés (enésima rebelión). Después de 400 años de una Irlanda libre y, si no libre, rebelde, él fue quien, después de una larga guerra, consiguió reconquistar la isla para la Commonwealth. Cualquier forma cultural irlandesa incluida la lengua y los derechos humanos más básicos fueron abolidos por los ingleses, y los habitantes irlandeses fueron condenados a ser ciudadanos de segunda. Muchos de ellos fueron expulsados de sus propios hogares y obligados a desplazarse hacia el Oeste, a unas tierras agrestes, dónde apenas podían sobrevivir. Una frase muy instructiva de Cromwell, dedicada a los irlandeses, dice así: "A Connaught (al Oeste) o a la fosa"


Observamos aquí cómo se hizo el reparto de tierras. Millones de nativos irlandeses fueron confinados en un pequeño territorio (Connaught) y dejados allí de la mano de Dios. Aún así, en todo el territorio excepto en gran parte del Ulster, la población mayoritaria aún seguía siendo nativa (los ingleses necesitaban mano de obra barata y gente que hiciera los trabajos poco considerados claro está). En Connaught se gestaron las futuras rebeliones en contra del poder inglés, habiéndose convertido en un auténtico fortín "celta".

Así pues, no nos extrañe que otra rebelión se llevara a cabo a finales del siglo XVII, la cual terminó sin éxito y dió paso a que una gran cantidad de terratenientes y de habitantes provinientes la mayoría de Escocia se asentaran en la isla y se apropiaran de muchas tierras sobretodo de las zonas más conflictivas (Ulster, Munster y Leinster). La gran mayoría de habitantes de Irlanda, como ya dije, fueron "deportados" a Connaught. Esa apropiación ilegal de tierras tenía como objetivo ir minando lentamente la cultura gaélica de Irlanda, y fue financiada por la reina de Gran Bretaña. A partir de 1691 hasta 1801 Irlanda pasó a ser una colonia de Gran Bretaña y, como tal, los nativos siguieron siendo tratados como animales, como escoria, separados del resto como en un zoo. Las clases altas decidieron crear un parlamento irlandés sectario, en dónde solamente los protestantes (pro-ingleses) podían participar. Ante esa situación exasperante, y con una población nativa totalmente diezmada por el hambre y por la ausencia de derechos, se llevaron a cabo más rebeliones que siempre terminaron fracasando pero que, no obstante, minaban la moral de los ingleses. Cansados de esa situación, se decidió que Irlanda, como Reino de Irlanda, entrara en el Reino Unido de facto. Supuestamente eso iría acompañado con una otorgación de derechos civiles a los habitantes católicos (nativos irlandeses). Pero eso no se cumplió, y el Rey actuó como le salió de los cojones, así de claro. Solo basta recordar la gran hambruna de la patata que tuvo lugar a mediados del siglo XIX, en qué murieron 1 millón de irlandeses y 1,5 millones se vió obligado a abandonar a su amada y bella Irlanda, muy a su pesar. La cultura gaélica sufrió un duro revés, sobretodo el idioma gaélico, pues 2,5 millones de nativos habían desaparecido, y, además, tampoco ayudaba el hecho de que toda manifestación cultural irlandesa estaba tajantemente prohibida.

Una madre y sus hijos durante la gran hambruna de la patata

A partir de 1870, empezó el debate para otorgar autonomía a Irlanda bajo la Home Rule. A pesar de los constantes esfuerzos de los ingleses, Irlanda seguía siendo mayoritariamente independendista, católica y agraria y unos pocos, mayoritariamente situados en el Ulster, se oponían a esa autonomía (descendientes de los escoceses que repoblaron el Ulster), la cual fue finalmente conseguida en 1910. A partir de 1916, una rebelión llamada The Easter Rising, se proclamó en Dublín, con el objetivo de crear una estado independiente para toda la isla de Irlanda. A pesar que esa revuelta fue sofocada en una semana, la guerra entre irlandeses y británicos duró hasta 1921 (en 1919 el parlamento irlandés había autoproclamado la independencia de la totalidad de la isla, a espaldas del gobierno británico) en qué Londres accedió a darles la ansiada independencia, después de la friolera de 700 años de lucha constante, la cual no dejó contentos ni a unos ni a otros. Los pro-británicos, lógicamente, se oponían a la creación de la República de Irlanda, a pesar que el parlamento irlandés creado con la Home Rule y elegido por el pueblo irlandés había ratificado el tratado de independencia. Los pro-irlandeses más nacionalistas se oponían, por el contrario, a la partición de la isla entre mayoría católica (pro irlandeses) y mayoría protestante (pro británicos). Michael Collins, político independentista del Sinn Féin se había encargado de negociar esa partición con el gobierno británico. Más adelante el IRA, ordenado por Éamonn de Valera (presidente del Sinn Féin), asesinó a Michael Collins por "traidor a la patria". Durante 2 años (1921-1923) hubo una guerra civil entre los que estaban a favor del tratado y los que estaban en contra. Al final ganaron los pro-tratado, o sea, el nuevo ejército de la recién creada República de Irlanda.



Michael Collins, uno de los líderes de los rebeldes irlandeses independentistas, asesinado por el IRA después del tratado que él mismo firmó, que otorgaba a Gran Bretaña 6 condados del Ulster a cambio de un Estado Libre en el resto de la isla. Esta foto fue tomada en el funeral de uno de los generales del ejército del Estado Libre, asesinado por el IRA. Diez días después de este funeral, el IRA asesinaría a Michael Collins por orden de Éamonn de Valera.

Es una situación complicada. Básicamente, por historia y por derecho, Irlanda debería haber conseguido la independencia sin particiones de ningún tipo, pero también es verdad que en esos 6 condados escindidos no querían pertenecer a una república irlandesa.

Paramilitares pro-británicos en Irlanda del Norte, encargados de ayudar al ejército británico a luchar en contra del IRA y de los rebeldes irlandeses durante la Guerra de la Independencia irlandesa, en el norte. Ese grupo siguió existiendo después de la partición de Irlanda, para luchar en contra del IRA, que seguía operando a lo largo de los 6 condados. En el año 2007, 1 año después del abandono de las armas por parte del IRA, ese grupo paramilitar también las abandonó.

Pero las tensiones en el norte escindido del territorio (Irlanda del Norte), no han cesado hasta la actualidad, pues mientras que en el sur los irlandeses prosperaban lentamente después de una larga agonía bajo el yugo inglés, en el norte los católicos (proirlandeses) fueron considerados ciudadanos de segunda hasta bien entrados los años 80 del siglo XX!! Si, si, no es broma, con cientos de presos políticos muchos de ellos inocentes, encerrados sin pruebas. La falta de derechos civiles para los católicos, la marginación social y el desprecio profundo que estos sufrían alimentó el odio y desencadenó una oleada gigante de atentados en los años 70 y 80 llevados a cabo por el IRA y, tampoco lo olvidemos, también por los Unionistas y los Orangistas (más adelante hablaré de este último colectivo). Durante muchos años en Irlanda del Norte se quiso acabar con la identidad irlandesa, identidad siempre incómoda para los intereses de Londres. Ahora se ha conseguido un escenario de paz entre pro-irlandeses y pro-británicos, después de décadas de sufrimiento por ambas partes. Los irlandeses jamás se rindieron, como jamás lo hicieron antes, y ahora, increiblemente, de cada vez más gente está de acuerdo con la reunificación de Irlanda, allá en el norte. Y yo estoy con ellos y con el corazón en la mano siempre diré...

ERIN GO BRÁCH (Irlanda para siempre)

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